domingo, 29 de noviembre de 2009

Sin cura

Lluvia. Gotas afiladas. Como dardos en el corazón de una diana, tratando de alcanzar el centro del dolor para desinfectarlo. El orígen de todos los errores permanece inmune a curas naturales, a remedios caseros, a drogas románticas, y la lluvia es una vacuna inútil para lo que ya yace enfermo.
*
Todos alargan su mano herida hacia las nubes.
Desde aquí podría yo ir minando su esperanza.
Confesarles que no será agua suficiente.

13 comentarios:

josefina dijo...

Muy bonito. Aquí llueve y hace un frío que es demasiado. Estoy contenta pues con este tiempo alo mejor se sanan los pinos que la oruga los tiene medio secos.
Un saludo y gracias por entrar en mi blog.

Fernando dijo...

en cierta manera esa lluvia cala...pero es el tiempo de los silencios y de reconfortarte contigo mismo...un beso

Giovanni-Collazos dijo...

Te leo, cada vez que escribes algo nuevo. Y simplemente me gusta.

Un abrazo.

Gio.

Fermín Gámez dijo...

Es una metáfora sorprendente y nueva, la de asociar la lluvia al dolor. Gotas afiladas, mencionas.
Hay mucho dolor de por medio. Sin embargo, la lluvia también barre los días, hace desaparecer los propios días de lluvia del pasado.
La lluvia, aunque sea triste de por sí, ya en sí es otro final.

thoti dijo...

.. nunca sabremos con certeza si dentro de un momento lloverá todo lo que necesitamos..
.. ¡me encanta leerte!..
.. un abrazo, desde la más sentida admiración..

jagirreo.es.tl dijo...

buceas honda, a la raíz, me has hecho pensar en Blas de Otero cuando se pregunta por la razón del sufrimiento, más hondo, en César Vallejo cuando nos dice "hoy no sufro este dolor como César Vallejo, hoy sufro solamente". Creo que a tu poema le conviene la prosa, el verso es algo accesorio, se te quedó atrás.

Un abrazo desde Chile, poeta.

Marian Raméntol dijo...

Ese verso final me ha provocado un K.O. técnico! genial.

Un besote
Marian

Anónimo dijo...

"... y la lluvia es una vacuna inútil para lo que ya yace enfermo."

Me rindo, me resulta una frase de cita.
Un abrazo.

carlota dijo...

Pero quizá la lluvia nos mantenga despiertos.
Besicos

Anónimo dijo...

Qué dureza, Elisa, es precioso, pero tan desesperanzador..., supongo que así es la realidad, pero tambi´n se vive con las cicatrices.

Besos.

© José A. Socorro-Noray dijo...

A veces, ni el más recio aguacero
es capaz de perforar el silencio,
sólo deja un rastro de dolor
en nuestra memoria.


Un abrazo

Sarco Lange dijo...

Hola Elisa, después de varios apagones en el monasterio vuelvo a abrir los paraguas.
Un montón de abrazos y 7 explicaciones.
Sarco Lange

Luis Antonio dijo...

Mejor que no les "mines la esperanza" si es que aún les queda...

Un saludo cordial